miércoles, 13 de noviembre de 2013

JUGUETES

La pasada noche
cuando me acosté
hice que dormía
y un ruido escuché.
¿ Sabéis lo que ví?
A todos los juguetes
saliendo de la cesta
y en un pis, pas
montaron una fiesta.
El balón se volvió loco
no paraba de botar
de un lado para otro.
La muñeca barbie
moviendo sus caderas
se puso a bailar
con la cafetera.
¡ Madre mía!
¡Que susto me dí
viendo a los juguetes
saltando por allí!

FRASE PARA REFLEXIONAR

calendario

REFLEXION PARA LOS PADRES

¿Qué Es Vivir?

Vivir, es vibrar cada instante, ante la emoción de percibir la maravilla de la creación de Dios que nos rodea.
Vivir, es entender que cada minuto que transcurre no volverá!
Vivir, es saber dar lo mejor de nosotros, es vibrar en la bondad y llevar a su máxima expresión nuestra capacidad de ser.
Vivir, es aprender más cada día, es gozar los momentos bellos y desafiarse a sí mismo ante las adversidades.
Vivir, es amar intensamente a través de una caricia, es escuchar en silencio la palabra del ser amado, es perdonar una ofensa, es sentir la presencia del otro, es besar con amor a quien nos ama.
Vivir, es contemplar apaciblemente la alegría de un niño, escuchar al adolescente aceptando sus inquietudes sin protestar, acompañar con gratitud la ancianidad en su soledad.
Vivir, es comprender al amigo ante la adversidad y tener la capacidad de regocijarme ante sus triunfos y realización.
Vivir es sentir que nuestro existir no fue vano y en la medida en que nos atrevamos a dar lo mejor de nosotros en cada momento, logremos manifestar la grandeza de nuestra alma para amar.
Vivir es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.

ES LA REFLEXION PARA DOCENTES

¿Se debería enseñar “sensibilidad” en la formación de profesionales?

 la formación no solamente de docentes sino de profesionales de otros campos: se a trabajado con ingenieros, farmacéuticos, bioquímicos, abogados, contadores, economistas, sociólogos, etc. Por una cuestión personal, ya que he pasado una semana acompañando a mi madre en una situación de internación durante una semana, he tenido oportunidad y mucho tiempo para observar y analizar algunas cuestiones inherentes a la formación del personal de salud como médicos/as y enfermeros/as. Clara deformación profesional, tiendo a pensar en cómo se formaron, qué les enseñaron, qué siguen aprendiendo. Y me he encontrado con algo que a mi juicio comparten fuertemente los profesionales de la salud con los de la educación: la falta de sensibilidad. Gran parte de los problemas que aparecen en la escuela son consecuencia de un excesivo desapego y la escasa sensibilidad por parte de los docentes. Eso mismo les pasa a los de salud. Voy a hablar de la deshumanización y la “cosificación”: esta idea de que los otros existen solo en los papeles, solo en los reportes como las pruebas en la escuela o las pruebas de laboratorio. Esa extraña práctica naturalizada por la cual cada persona pasa a ser solo un número o parte de una estadística y deja de ser lo esencial: un ser humano. ¿Cómo se manifiesta? Hablando del otro en términos anónimos o numéricos “el de la 410″, “ese que vimos a la mañana”… no hay nombres: solo “cosas a enumerar”. Otro ejemplo claro se produce cuando se ignora a quien se está atendiendo (sea alumno o paciente) y se habla con otros de esa persona como si no estuviera allí, como si fuera invisible, como si no existiera. La persona ya no tiene entidad u opinión: solo se constituye en el objeto de trabajo. Esta situación se lleva a tal extremo que cuando el paciente o el alumno opinan, lo que dicen no cobra relevancia alguna: solo se observan los estudios o pruebas en papel, lo que diga no es tenido en cuenta. Claro, uno piensa lógicamente… ¿cuál es la motivación que lleva a médicos o docentes a elegir esa profesión? Si hay algo que se supone que comparten ambas, es el deseo de ayudar a otros a mejorar: en un caso referido a la salud, en el otro referido al aprendizaje. Pero… ¿cómo se puede ayudar a otro a quien se ignora, no se escucha ni se observa? La clínica médica ha perdido una práctica que la caracterizaba: la de realizar diagnósticos a través de la escucha de los síntomas, de las entrevistas que se realizaban a los pacientes. Hoy parece que escuchar a los pacientes no es necesario: los médicos preguntan y se responden ellos mismos. Muchas veces tienen delante personas a las que no vieron nunca, pero no preguntan acerca de ellas, sobre lo que es habitual en su vida cotidiana. No les interesa. Y fíjense cuánta similitud guarda esta situación con la de muchos docentes que han caído en la burocratización de la profesión. ¿Será la “burocracia de guardapolvo blanco” la que comparten? ¿Y de dónde sale esto? Yo creo que hay un problema en la formación. Quienes somos formadores aspiramos a brindar una sólida formación académica pero raramente ponemos la mirada sobre educar la sensibilidad o la empatía. Y esto no es algo “que viene dado” en todos naturalmente: creo que es importante empezar a pensar en el desarrollo de una formación de profesionales que puedan lograr una escucha activa y que aprendan a observar a las personas con quienes trabajan desde una perspectiva vincular y no cosificada. Todos los que trabajamos con personas sabemos que las interacciones y la comunicación no resultan sencillas. Pero si además creemos que esto debe “venir de antemano” corremos el riesgo de que cada vez se pierda más sin abordarlo como parte de la formación. No vamos a ser menos “académicos”, serios ó profundos por educar la sensibilidad… Escuchar, observar, comprender al otro, acompañar, crear empatía deberían ser algunas de las capacidades pendientes de incorporar en la currícula de la formación de profesionales.